
El concepto Greenwashing, es el término en inglés – en que green significa ‘verde’ y washing, ‘lavado’- utilizado para referirse a las malas prácticas que algunas empresas realizan cuando presentan un producto o cualquier propuesta como respetuosa ante el medio ambiente y en realidad no lo es; es decir, hay un vacío entre lo que se dice y las prácticas y los compromisos realmente asociados a la sostenibilidad.
La creciente preocupación medioambiental se ve como una oportunidad de negocio, pero no se analizan las competencias de la empresa, el ciclo de vida del producto, ni el posicionamiento deseado de la marca, con tal de desarrollar una estrategia de empresa coherente y verdaderamente sostenible.
Hace ya unos años la consultora Terra Choice y Underwriters Laboratories publicaron los “los 7 pecados del Greenwashing”. Te contamos cuáles son:
● Compensación oculta: se produce cuando se destaca una característica de un producto sin importar los problemas ambientales importantes que realmente puede causar. Por ejemplo, cuando te hablan de un aparato electrónico con un bajo consumo energético pero se omite que está hecho con materiales peligrosos para el planeta.
● Falta de pruebas: se trata de afirmaciones que no pueden ser comprobadas. Puede que no estén certificadas por un tercero o que lo estén por alguna entidad un poco “extraña”. Como por ejemplo, textiles hechos con plásticos recogidos del Mediterráneo, puede que sea cierto, pero no tenemos pruebas de ello.
● Vaguedad: conceptos mal explicados o muy amplios que inducen a la confusión. El caso más típico es el concepto de “natural” que no nos dice nada y legalmente no está regulado. Que algo sea natural no implica que sea bueno.
● Etiquetas falsas: certificaciones que no existen, creadas por la propia marca o incluso llegan a afirmar que un producto está certificado con una etiqueta real y reconocida, cuando no es cierto.
● Irrelevancia: se trata de casos en los que se da información real pero que no es relevante. Por ejemplo, que un aerosol no contenga CFCs no es relevante porque están prohibidos, o que un taller mecánico te diga que no vierte el aceite al río cuando están obligados por ley a gestionar sus residuos peligrosos con un gestor.
● El mal menor: los productos biodegradables son el claro ejemplo de esto. Nos distraen del verdadero problema que son los productos de usar y tirar.
● Mentir: sí, la empresas mienten. ¡Sorpresa! Se promueven acciones que no se cumplen y políticas ambientales que son totalmente falsas.

Ejemplos e historia del Greenwashing
Escúchalo: Podcast sobre cambio climático, Greenwashing y Moda Basura
El concepto Greenwashing, es el término en inglés – en que green significa ‘verde’ y washing, ‘lavado’- utilizado para referirse a las malas prácticas que algunas empresas realizan cuando presentan un producto o cualquier propuesta como respetuosa ante el medio ambiente y en realidad no lo es; es decir, hay un vacío entre lo que se dice y las prácticas y los compromisos realmente asociados a la sostenibilidad.
La creciente preocupación medioambiental se ve como una oportunidad de negocio, pero no se analizan las competencias de la empresa, el ciclo de vida del producto, ni el posicionamiento deseado de la marca, con tal de desarrollar una estrategia de empresa coherente y verdaderamente sostenible.
Hace ya unos años la consultora Terra Choice y Underwriters Laboratories publicaron los “los 7 pecados del Greenwashing”. Te contamos cuáles son:
● Compensación oculta: se produce cuando se destaca una característica de un producto sin importar los problemas ambientales importantes que realmente puede causar. Por ejemplo, cuando te hablan de un aparato electrónico con un bajo consumo energético pero se omite que está hecho con materiales peligrosos para el planeta.
● Falta de pruebas: se trata de afirmaciones que no pueden ser comprobadas. Puede que no estén certificadas por un tercero o que lo estén por alguna entidad un poco “extraña”. Como por ejemplo, textiles hechos con plásticos recogidos del Mediterráneo, puede que sea cierto, pero no tenemos pruebas de ello.
● Vaguedad: conceptos mal explicados o muy amplios que inducen a la confusión. El caso más típico es el concepto de “natural” que no nos dice nada y legalmente no está regulado. Que algo sea natural no implica que sea bueno.
● Etiquetas falsas: certificaciones que no existen, creadas por la propia marca o incluso llegan a afirmar que un producto está certificado con una etiqueta real y reconocida, cuando no es cierto.
● Irrelevancia: se trata de casos en los que se da información real pero que no es relevante. Por ejemplo, que un aerosol no contenga CFCs no es relevante porque están prohibidos, o que un taller mecánico te diga que no vierte el aceite al río cuando están obligados por ley a gestionar sus residuos peligrosos con un gestor.
● El mal menor: los productos biodegradables son el claro ejemplo de esto. Nos distraen del verdadero problema que son los productos de usar y tirar.
● Mentir: sí, la empresas mienten. ¡Sorpresa! Se promueven acciones que no se cumplen y políticas ambientales que son totalmente falsas.

Ejemplos e historia del Greenwashing